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17 agosto 2023

Creciendo en generosidad

Porque son quienes mejor la representan, y cada año son más. Y es que… ¿qué haríamos sin nuestr@s voluntari@s?

Más de 450 personas que, edición tras edición, lo deja todo durante unos días para perderse entre las montañas de la Val d’Aran y asumir diferentes tareas como árbitro de carrera, avituallamientos, cronometraje, marcaje y recorridos, servicios de emergencia, entrega de dorsales, o gestión de bolsas del corredor, entre muchas otras.

Ilusión, alegría, pero también esfuerzo y sacrificio. Y por supuesto, ese apoyo incondicional sin el que muchos corredores no lograrían alcanzar la meta.

Toda una aventura con la solidaridad, la generosidad, y la ayuda como base.

Inma Caubet forma parte del equipo médico de Val d’Aran by UTMB® desde su primera edición, en 2021. Para ella ésta es “una oportunidad de poder participar en un evento de montaña, a escala mundial, y, además, en casa”. ¿Lo mejor? “Compartir experiencias y conocimientos con otros compañeros de profesión, y tener un contacto activo y adecuado con los corredores”. No obstante, en un evento de estas características, siempre hay retos a los que enfrentarse como “tener que ayudar a algunos corredores a tomar la decisión de renunciar a llegar a meta a pesar de faltar una décima parte de la carrera”. Pero nunca olvidará esas noches en la montaña, “las estrellas en el cielo, las luciérnagas… Recomendaría a otras personas que se hicieran voluntarias en eventos deportivos como este porque es una forma de transmitir nuestro amor por la montaña y, más concretamente, por la Val d'Aran”.

Jordi Sala realiza múltiples tareas en Val d’Aran by UTMB®. Comienza la semana entregando dorsales, pero también gestiona las bolsas del corredor, está en avituallamientos, ayuda con el transporte, con el crono y la entrega de medallas. “Lo mejor de formar parte de este tipo de eventos es la sensación de estar ayudando, c. Me gusta poder hacer el seguimiento de los corredores desde el inicio: en dorsales, durante la prueba, en los avituallamientos, y en meta, entregando medallas”.

Jordi se animó a participar como voluntario en Val d’Aran by UTMB® porque le parecía “un nuevo reto, una carrera nueva, en un lugar especial. Como persona que lleva muchos años en el mundo del voluntariado, puedo decir que la experiencia ha sido muy enriquecedora, muy bien organizada, con muchas facilidades, y con muchas ganas de repetir”.

Para él, ser parte de un equipo que hace posible que Val d'Aran by UTMB® sea una realidad le hace sentirse “muy orgulloso, muy contento, y con muchas ganas de aportar mi granito de arena en una carrera que, sin duda, será una de las más importantes del mundo”.

¿Uno de sus recuerdos más especiales? “La piña y amistad que se ha creado con el resto de los voluntarios del avituallamiento de Pas Estret de la edición 2022”.

Pau Bravo, jefe de avituallamiento de Banhs de Tredòs, también es uno de los primeros miembros de la familia Val d’Aran by UTMB®. En su caso, se animó a formar parte de esta aventura porque sabía que era una “gran oportunidad que significa ofrecer este evento al territorio tan privilegiado que tenemos, y darlo a conocer en el extranjero”.

Para él lo mejor de interactuar con los corredores y otros voluntarios a lo largo de la semana es “atender con una sonrisa, aplaudir a los corredores, y facilitarles toda la ayuda posible en esos momentos tan duros que están pasando. En cuanto a los voluntarios, tenemos un gran equipo. Ya nos conocemos y trabajamos muy coordinados. ¡El ambiente que se genera entre nosotros no puede ser mejor!”.

Pau no duda en recomendar esta experiencia “a todo el mundo que quiera y pueda participar, sin límite de edad ni distinción de sexo. Si eres del territorio, lo haces por la Val d’Aran, y, si no es así, tienes tiempo para descubrirlo profundamente en aquellos ratos que no estás ocupado”. Para él su mejor recuerdo es el paso de los corredores de las distancias más largas, “porque se detienen más rato para reponerse y puedes conversar y animarlos mejor”.

Judith Sala nunca olvidará “el abrazo que me dio una corredora cuando llegó a la línea de meta de la VDA y le puse la medalla, después de 42 horas. Yo ya le había dado avituallamiento y ánimos en alta montaña, a mitad de carrera más o menos, y estaba muy emocionada de haber llegado, verme también allí… Lloraba y no paraba de decir “gracias”... ¡Eso emociona mucho!”. Ella también entrega dorsales, gestiona bolsas de vida, y ayuda en transporte, avituallamientos, crono y entrega de medallas. “Para mí se trata de una experiencia muy enriquecedora. Te permite conocer y participar desde dentro en un deporte que, en mi caso, me gusta mucho, sigo y practico, aunque sin competir, sólo porque me gusta correr por la montaña. Además, todos los voluntarios siempre generamos un ambiente muy bonito entre nosotros. Lo hacemos porque nos gusta lo que ayuda a que nuestro trabajo sea muy agradecido. Ya he hecho de voluntaria en varias carreras y repito porque es una experiencia muy enriquecedora”.

Uno de los mayores desafíos a los que tuvo que enfrentarse fue “montar y responsabilizarme, junto con mi pareja, de un avituallamiento de alta montaña por el que pasaban dos carreras, la VDA y la CDH. Fueron dos días casi sin dormir, en donde nos pasaron muchas cosas, pero todas superadas gracias al esfuerzo de todo el grupo de voluntarios”.

No obstante, Judith ya conocía a algunos corredores de anteriores pruebas. “Entablas una cierta amistad con ellos, se alegran de verte y se acuerdan mucho de ti porque los has animado o ayudado. Por lo general, es muy agradecido interactuar con ellos porque a menudo las circunstancias son duras, llegan cansados y desmotivados y hay que estar a su lado y ayudarles. Me he encontrado con corredores en sitios que no tienen nada que ver con las carreras y me han reconocido porque en un momento dado les llené las botellas o les di un trozo de tortilla... ¡Brutal!”.

Además, reconoce haber hecho muchos amigos con los que mantiene el contacto durante todo el año. “Las circunstancias, a veces complicadas en ciertos avituallamientos, y la convivencia durante horas y días hace que el grupo de voluntarios se convierta en una piña y vayamos todos a una, es muy bonito compartirlo”, indica.

Ella solo tiene palabras de agradecimiento. “Me encanta este mundo, este deporte, la montaña, y poder formar parte y colaborar para que se pueda llevar a cabo un evento así… la verdad es que llena. Mientras pueda, seguiré haciendo de voluntaria, y quiero animar a la gente a participar. Creo que somos parte importante de estos eventos y la recompensa de este trabajo vale mucho la pena”.